Análisis de un contrato tipo firmado entre una casa productora y un documentalista.
Por Flipper
El documentalista desarrolla el proyecto, en muchos casos filma el documental o llega hasta la mitad de su rodaje y al encontrarse sin recursos financieros recurre a la productora, principalmente para que ésta, gestione ante el INCAA un subsidio.
El contrato se desarrolla a partir de una serie de puntos. Marcaremos las instancias claves para poder entender: que concesiones realiza uno como documentalista, hasta donde logra mantener el control de la obra y que capacidad de sustentabilidad a futuro se le plantea.
1º- Generalmente el contrato no especifica una fecha de finalización. Si es así la casa productora tendrá derechos eternos sobre la obra.
2º- Se define en el contrato no sólo quienes desempañarán los roles de la producción ejecutiva, sino también las cabezas de áreas que tendrán injerencia directa en el campo cotidiano de la realización del film. Si el documentalista no se siente cómodo con las cabezas de áreas, habrá que modificar el contrato para cambiarlo y un equipo de trabajo que no funciona bien, en forma armónica puede llevar al film a un destino no deseado.
3º- Se fija un presupuesto total para la obra y se especifica las inversiones hechas por las partes hasta el momento. En reiteradas ocasiones el documentalista sólo detalla los gastos de inversión de dinero en efectivo, pero no considera el valor que tienen las horas de trabajo invertidas.
Y este punto es muy importante porque primero se cubre la inversión hecha por las partes y después se reparte según los porcentajes establecidos las ganancias que da el film. Y una película recupera casi el 70% de su valor de explotación con el primer empujón del estreno, los premios en festivales y las ventas a los canales de televisión, luego se reduce mucho la posibilidad de obtener un recupero económico sobre el material.
4º- Se define un tiempo de producción, con fecha tentativa de estreno del film. Y estas fechas muchas veces se encuentran condicionadas por agentes externos a las demandas propias de la película (deadlines de fondos internacionales, festivales, etc). A esto debemos sumarle una realidad simple: mientras menor sea el tiempo que demore la producción del film, menor serán los costos en materia de salarios del personal técnico que allí se desempeñe y más rápido se iniciará el proceso de obtención de ganancias, con la venta del film. Es decir el productor intentará por todos los medios potenciar la fuerza productiva de trabajo y en un proceso de investigación – creativo esto atenta contra el resultado del trabajo.
5º- Como obligación de la casa productora aparece fuertemente la tarea de GESTIONAR financiamiento, pero no de INVERTIR capital.
Por lo tanto la productora no adquiere riesgos, pero si lo hace el documentalista que entrega el control de su obra a una empresa. Si esta no demuestra capacidad para desarrollar su tarea, son escasas o nulas las herramientas legales del realizador, para desligarse del compromiso adquirido.
Consejo: asegurarse si uno toma la determinación de asociarse con una productora que invierta capital en el film.
6º- La productora arma el diseño de producción, el plan financiero, contrata el equipo técnico, desarrolla toda la gestión administrativa y legal.
Desligarse de la planificación productiva y administrativa puede parecer muy tentador, porque implica alejarse de lo aburrido y tedioso de hacerse cargo de los números y las obligaciones legales y abocarse enteramente a la realización, a la fase creativa de la producción de un film.
Pero sería prudente pensar también que implica perder el control sobre la obra.
Es muy difícil, desde mi punto de vista imposible, pensar la labor creativa disociada de la producción concreta material. Una retroalimenta a la otra y es la producción material la que nos ubica como sujetos activos en la realidad que vamos a registrar, nos relaciona con ese entorno y con el resto de los sujetos, y nos abre los caminos para desarrollar materialmente las propuestas estéticas y narrativas que diseñamos para el film.
Forma y contenido se fusionan en la producción material del día a día, tanto en el rodaje como en la edición, de la misma forma que lo abordamos durante el proceso de desarrollo de proyecto (primera fase de la investigación) pero con mucha más intensidad. Es ahí donde se muestra vivo el proceso creativo artístico, es ahí donde el documental toma identidad y se proyecta como obra cinematográfica.
Aquel que piensa el proceso creativo como una instancia aséptica donde el “creador” se aísla del medio y de la problemática “mundana” para dar a luz un talento oculto, una “luz creativa”, muy escondida adentro suyo, no puede obtener otra cosa que mirarse a uno mismo, pero lejos estará de plasmar la realidad a través de su mirada.
7º- División de Derechos y Ganancias 50% para la casa productora, 50% para el documentalista.
La casa productora no sólo se queda con el 50% de las ganancias provenientes de la comercialización del film en cualquier soporte o formato existente y por venir, sino que se queda con la mitad los derechos de autoría del film. Eso significa que no sólo se benefician sobre las ganancias que éste pueda dar, sino que se denominan por contrato 50% creadores de la obra.
Cabe aclarar, como ya lo comentamos en el punto 3º, que las ganancias se dividen de esta forma una vez que las partes hayan recuperado la inversión hecha hasta la firma del contrato.
8º- En relación con los subsidios y/o financiamiento INCAA:
a) La casa productora se queda con el 10% de participación de todos los subsidios provenientes del INCAA. En concepto de honorarios por su labor en el film.
b) El realizador integral de la obra recibe un 8% en conceptos de honorarios por su labor en el film. Si comparte las tareas de producción ejecutiva con la casa productora, como ocurre en algunos casos de documentalistas con más trayectoria, recibe un 5% sobre cualquier subsidio que otorgue el INCAA, por esta labor.
Coproducciones: La casa productora se lleva una comisión del 15% sobre los contratos de coproducción gestionados por ésta. En todos los casos los depósitos provenientes de coproducciones o fondos de financiamiento de cualquier parte del mundo ingresan a la cuenta bancaria de la productora.
Es importante hacer notar, que si por algún motivo la empresa quiebra, el documentalista se queda sin fondos para terminar el film. Aunque los fondos de financiamiento y/o coproductores, hubiesen pagado en tiempo y forma.
9º- La casa productora exige al documentalista todos los elementos necesarios para hacer las presentaciones ante los organismos de financiamiento.
Es decir el Desarrollo de Proyecto y material audiovisual. Algunas productoras le piden, ellas mismas, a los documentalistas un GUION de no menos de 60 páginas. Todo documentalista que haya realizado un film, sabe muy bien que es imposible escribir un guión literario tal como se concibe en el cine de ficción en el campo documental. Escribir un falso guión implica horas de trabajo por parte del realizador, tiradas a la basura, ya que no aportan al enriquecimiento del proyecto, pero si responden a lógicas absurdas de la burocracia administrativa de algunos fondos de financiamiento que lo exigen (ej: 1era y 2da vía INCAA).
10º- La productora se reserva el derecho de participar en el corte final del film.
Y además está habilitada para contratar servicios de técnicos (ej. acesores de montaje), no designados por el documentalista, ni detallados en el contrato, si lo considera necesario. Restando los honorarios del técnico del presupuesto del film.
Se rompe la lógica de la mirada del realizador. El productor contrata a una persona ajena al proceso productivo de la obra para direccionar el corte de la película.
Motivos: generalmente no son para censurar el contenido, simplemente porque un festival le pide al productor el film para contemplar su inclusión en la competencia y el realizador dice que no llega con los tiempos de montaje.
11º- La casa productora se reserva el derecho de distribuir el film o elegir quién desarrollará esta tarea.
Con este punto el documentalista ya no tiene el derecho de decidir cómo se va a distribuir su obra, como llegará al público. En un documental, la motivación del mismo muchas veces está ligada justamente la necesidad social y cultural para que la obra llegue a determinada comunidad, grupo de personas, etc. Es por esto que si el documentalista pierde el poder de decidir cómo va a circular el film, desaparece en muchos casos la motivación que dio origen a la existencia de la obra.
HACIENDO SINTESIS OBSERVAMOS:
– Según el contrato se reconoce el proceso de producción como una instancia aislada del proceso realizativo – creativo y de investigación. Es por ello que se entiende a la figura del Productor Ejecutivo como el máximo responsable del área financiera, administrativa, organizativa y legal del film. El capacitado para planificar el proceso productivo del film.
– El Documentalista se suma a la realización del film como un empleado más de la casa productora, con más poder de decisión y mayor porcentaje de ganancias sobre la película que el resto de los empleados, pero deja de ser quien posee el control sobre el film.
– Los tiempos de producción, las formas legales y administrativas están orientadas a obtener mayor rentabilidad financiera, pero no admiten RIESGOS en función de profundizar la potencialidad artística y científica del film.
Para pensar…
Por primera vez en la historia del INCAA se crea (por esfuerzo enorme del sector documental) las Reglamentaciones 632, 633, 639 y sus modificatorias, que permiten al documentalista presentarse como aplicante con su proyecto, sin necesidad de asociarse a un productor ejecutivo.
El documentalista, sólo debe presentar el proyecto con una sinopsis, tratamiento, esquema de estructuras narrativas, presupuesto, plan financiero y plan económico, junto a los datos del presentante (no se piden requisitos de obras anteriores) y otros papeles administrativos muy sencillos.
A veces el cineasta piensa que es incapaz de hacer esto por sus propios medios y busca seguridad en una productora con experiencia, que tiene experiencia en presentarse ante el Instituto de Cine.
Otra veces cree que el proyecto será elegido si alguien con “contactos” puede hacer lobby por su proyecto.
Otras simplemente quieren ahorrarse el engorroso trabajo administrativo de armar la carpeta, sobretodo la parte financiera del proyecto y cargar con la tarea «poco creativa» del proceso realizativo.
Consejo, estudien, busquen información, pregunten a las distintas asociaciones de documentalistas las dudas que se les presenten, y hagan el recorrido ustedes solos. Esto les dará más seguridad en sí mismos, en sus capacidades y al administrar ustedes el dinero ganado, pueden después si lo desean, contratar a un productor ya con una herramienta para negociar a la hora de firmar un contrato.
De todas formas, por mi experiencia y por la de muchos colegas amigos, los productores ejecutivos son prescindibles, pero convertirse en un realizador integral implica muchísimo trabajo más que ser solamente un director, y otorga una libertad y una responsabilidad enorme que muchas veces asusta.